La columna vertebral
La columna vertebral es una parte del
esqueleto que es fácil de identificar: intenta tocarte la parte central de la
espalda y notarás sus bultitos bajo los dedos.
La columna vertebral te permite girarte y
doblarte y mantiene erguido tu cuerpo. También protege a la médula espinal, un
gran haz de nervios que transmite información entre el cerebro y el resto del
cuerpo. La columna es especial porque no está compuesta por uno o dos huesos:
¡está formada por un total de 26 huesos! Estos huesos se denominan vértebras y
tienen forma de anillo.
Existen diversos tipos de vértebras en la columna, y cada uno tiene una función distinta.
Existen diversos tipos de vértebras en la columna, y cada uno tiene una función distinta.
• Las siete vértebras superiores se llaman
cervicales. Estos huesos se encuentran en la parte posterior del cuello, justo
debajo del cerebro y sostienen la cabeza y el cuello. La cabeza es bastante
pesada, de modo que ¡es una suerte contar con la ayuda de las vértebras
cervicales!
• Debajo de las vértebras cervicales se
encuentran las vértebras dorsales, y hay un total de 12. Estas se encargan de
anclar las costillas en su sitio. Debajo de las vértebras dorsales hay cinco
vértebras lumbares y más abajo se encuentra el sacro, que está formado por
cinco vértebras fusionadas entre sí formando un único hueso.
• Finalmente, en la parte inferior de la
espalda se encuentra el coxis, un hueso que está formado por cuatro vértebras
fusionadas. Las secciones inferiores de la columna son importantes para
soportar peso y para proporcionar un buen centro de gravedad al cuerpo. De modo
que, cuando llevas una mochila pesada, son las vértebras lumbares, el sacro y
el coxis los que te proporcionan sostén. Cuando bailas, saltas o incluso cuando
andas, estas partes del cuerpo te ayudan a mantener el equilibrio.
Entre cada par de vértebras adyacentes hay
unos pequeños discos compuestos por cartílago. Estos discos evitan que las
vértebras rocen entre sí y actúan también como los amortiguadores naturales de
la columna. Cuando saltas en el aire o giras el tronco para hacer mates, los
discos proporcionan a las vértebras la amortiguación que estas necesitan.
Las costillas
El corazón, los pulmones y el hígado son
todos muy importantes y afortunadamente cuentas con las costillas para
protegerlos. Las costillas actúan como una caja ósea alrededor del pecho. Es
fácil que notes el fondo de esa caja palpándote con los dedos los costados y la
parte delantera del cuerpo unos pocos centímetros (o pulgadas) por debajo del
corazón. Si respiras profundamente, también te resultará fácil notar las
costillas en la parte delantera del cuerpo. A algunos niños delgados hasta se
les pueden ver las costillas a través de la piel.
Las costillas van en pares, y los lados
izquierdo y derecho de cada par son exactamente iguales. La mayoría de la gente
tiene 12 pares de costillas, pero algunas personas nacen con una o varias
costillas de más y otras con un par menos.
Los 12 pares de costillas se unen en la parte posterior de la columna, donde las vértebras torácicas las sujetan en su sitio. Los primeros siete pares de costillas se unen por la parte anterior del cuerpo en el esternón, un hueso muy fuerte y robusto ubicado en el centro del pecho que mantiene esas costillas en su sitio. Los demás pares de costillas no están unidos directamente al esternón. Los siguientes tres pares están unidos a las costillas superiores mediante cartílago.
Los 12 pares de costillas se unen en la parte posterior de la columna, donde las vértebras torácicas las sujetan en su sitio. Los primeros siete pares de costillas se unen por la parte anterior del cuerpo en el esternón, un hueso muy fuerte y robusto ubicado en el centro del pecho que mantiene esas costillas en su sitio. Los demás pares de costillas no están unidos directamente al esternón. Los siguientes tres pares están unidos a las costillas superiores mediante cartílago.
Los últimos dos pares de costillas se conocen
como costillas flotantes porque no están conectadas al esternón ni a las
costillas superiores mediante cartílago. Pero no temas, esas costillas no
podrán separarse del resto flotando. Al igual que las demás costillas, están
bien adheridas a la columna vertebral por la parte posterior del cuerpo.
El cráneo
El cráneo protege la parte más importante de
todas: el cerebro. Puedes notar el cráneo apretándote la cabeza, especialmente
en la parte posterior, unos cuantos centímetros (o pulgadas) por encima del
cuello. El cráneo, de hecho, está compuesto por diferentes huesos. Algunos de
estos huesos protegen el cerebro, mientras que otros conforman la estructura de
la cara. Si te tocas debajo de los ojos, podrás palpar la cresta de los huesos
que forman los huecos donde se alojan los ojos.
Y, aunque no puedas verlo, el hueso más
pequeño de todo el cuerpo también se encuentra en la cabeza. ¡El estribo,
ubicado detrás del tímpano, solo mide de 2,5 a 3,3mm (o de 0,1 a 0,13 pulgadas)!
¿Quieres saber algo más? El único hueso de la cabeza que puedes mover es la
mandíbula inferior. Se abre y se cierra para permitirte hablar y masticar
alimentos.
El cráneo es genial, pero ha cambiado mucho
desde que eras un bebé. Todos los bebés nacen con espacios entre los huesos del
cráneo. Esto permite que los huesos se muevan, se cierren y se superpongan
mientras el bebé atraviesa el canal del parto. Poco a poco, a medida que crece
el bebé, el espacio entre los huesos se va cerrando hasta desaparecer por
completo, y los huesos del cráneo se conectan entre sí mediante articulaciones
especiales, denominadas suturas.
Las piernas
Por descontado que los huesos de brazos,
muñecas, manos y dedos son fabulosos para coger el teléfono, pero ¿cómo se
supone que debes acercarte al aparato para contestarlo? Evidentemente, ¡con los
huesos de las piernas y de los pies!
Las piernas están unidas a un grupo circular
de huesos denominado pelvis. La pelvis es una estructura en forma de cuenco que
sostiene la columna vertebral. Está compuesta por los dos huesos grandes de la
cadera en la parte anterior y por el sacro y el coxis en la parte posterior. La
pelvis actúa como un fuerte anillo duro de protección alrededor de partes del
sistema digestivo, del sistema urinario y del sistema reproductor.
Los huesos de las piernas son muy grandes y
fuertes para ayudar a sostener el peso corporal. El hueso que va desde la
pelvis hasta la rodilla se denomina fémur y es el hueso más largo de todo el
cuerpo. En la rodilla, hay un hueso de forma triangular denominado rótula, que
protege la articulación. Debajo de la rodilla hay otros dos huesos: la tibia y
el peroné. Al igual que los tres huesos del brazo, los de la pierna son más
anchos en los extremos que en la parte media, lo que les confiere mayor
fortaleza.
La estructura del tobillo es un poco
diferente de la de la muñeca; es donde los huesos inferiores de la pierna
conectan con el hueso grande del pie denominado astrágalo. Cerca del astrágalo
hay otros seis huesos. Pero la parte principal del pie es similar a la de la
mano, con cinco huesos diferentes. Cada dedo del pie está compuesto por tres
huesos diminutos, exceptuando el dedo gordo, que solo consta de dos. ¡Esto hace
que el total de huesos entre pies y tobillos sea de 52!